Algunas sugerencias para Liderar desde lo emocional, a equipos y personas en estos tiempos

La gestión de personas y equipos, en el marco de una pandemia, es una labor compleja para la que evidentemente no estábamos preparados.

Si bien, los líderes están acostumbrados a pensar en problemas potenciales. y planes de contingencia esto que está pasando excede lo que podíamos preveer ya que hasta hace días era patrimonio de las pantallas del cine o netflix.

Evidentemente en pocas horas todos nos vimos obligados a romper modelos mentales, a pensar y a hacer de manera diferente.

Hoy las empresas están poniendo en acción muchas actitudes y conductas que aún estaban fuera de la cultura de la organización y que eran blanco de eternos debates e incluso resistencias crónicas .

En un abrir y cerrar de ojos, los valores se pusieron en perspectiva diferente o tan solo en perspectiva, aún no lo sabremos.

Esto que nos pasa exige, hoy más que nunca, que estrategia, valores y comportamientos estén alineados y nos obliga quizás a hacer una nueva enunciación, definición y hasta jerarquización de los mismos.

Desde esta nueva perspectiva y atendiendo al cambio repentino de estrategia el liderazgo de los equipos indudablemente debe ser desde lo emocional.

La escucha debe ser, a medida que pasan los días, más activa ya que desconocemos el impacto de esta pandemia que aún no nos da tregua y tiene en vilo a toda la humanidad.

Los días se acumulan, y una de las pocas cosas que sabemos es que por el bien común, la prevención es el aislamiento. Y si, suena raro que para cuidarnos tengamos que aislarnos. Igualmente y algo innegociable por estas horas es que los líderes tienen que tener absoluta conciencia de que este aislamiento es físico y que lo social y emocional debe ser prioritario en su agenda de gestión a distancia.

Sin duda nos encontramos ante otra necesidad de desaprender lo viejo y activar nuevos aprendizajes que nos permitan potenciar emocional y socialmente a los equipos para que puedan transitar tiempos dificiles y reincorporarse al mundo presencial de la manera más saludable posible cuando esto, y esperemos sea pronto, suceda.

Hagamos el ejercicio entonces de pensar cómo activar conductas y comportamientos que permitan alojar, contener y gestionar desde lo emocional y social a los colaboradores y equipos de trabajo.

En ese sentido, podemos hablar de:

COMUNICACIÓN en tiempos difíciles…

Es clave porque a partir de lo que se dice, cuando, cómo y quién lo dice se logra sostener o no a las personas y equipos. Es vital que la comunicación se diseñe de manera tal que permita la cohesión del equipo. La palabra bien pronunciada une y fortalece el sentido de pertenencia.

En estos contextos cada cosa que se dice es escuchada desde un lugar más sensible, y es suceptible de ser malversada, a la par que es difícil medir el impacto que tendrá. Por eso planificar la comunicación es clave y pensar en los diferentes escenarios y posibles impactos ayuda a evitar confusiones, malestares y tergiversaciones.

La comunicación debe ser pedagógica y tener una claridad inusitada: cero ambigüedad e ironía.

La claridad, la sinceridad, la transparencia son indispensables, en estos momentos.

Todo esto sin perder de vista que los gestos hablan más que mil palabras…

CONFIANZA en contextos inciertos

Ser transparentes y realistas.

Hacerle frente, con coraje y decisión, a las malas noticias, no relativizarlas.

Ser firmes pero serenos.

Sensatez en lugar de imprudencia.

Calma en lugar de bullicio.

Los líderes están siendo mirados, sus comportamientos están siendo observados para después ser replicados.

Para convencer, hay que explicar y poder fundamentar siempre sobre la base de los hechos, eso genera confianza y por ende adhesión, cohesión y compromiso.

Evitar el optimismo exagerado pero también la mirada apocalíptica es clave para generar confianza en estos momentos.

PACIENCIA ante lo impredecible

Tener claro y transmitir que esto también va a pasar, pero que primero hay que pasarlo… y que según cómo lo atravesemos será la manera en la que nos reencontremos.

Por eso en el mientras tanto hay que ser empáticos ponernos en el lugar del otro y tratar de escuchar y acompañar sin olvidarnos, que el fantasma que rodea esta situación, y que cada quién lo maneja como puede, es el de la supervivencia y la incertidumbre.

Con lo cuál es importante la lectura que los líderes hagan de las situaciones y comentarios de sus equipos, hay que tratar de procesarlos y comprenderlos en este contexto de crisis, estar calmos y no perder los estribos, porque eso empeoraría más la situación y lastimaría los vínculos.

El esfuerzo de reconstrucción de lazos será aún mayor si no somos capaces de ser pacientes en estos tiempos.

TEMPLE Y FORTALEZA ante las decisiones

La cautela y la capacidad de análisis de la situación son imprescindibles en estos momentos inciertos e imprevisibles

Las crisis de grandes magnitudes y escalas son dinámicas y se van desarrollando con imprevisibilidad. Esto requiere que los líderes organizacionales hagan pausas para poder tomar una mejor perspectiva de los componentes de la situación, anticipándose para luego actuar.

El líder que solo atiende la urgencia terminará dando vueltas en círculos.

Si bien las crisis urgen y piden acción pura, un buen líder debe buscar y encontrar el espacio para poder reflexionar y actuar en consecuencia.

Conocer los propios límites y capacidades es crucial para surfear la incertidumbre.

Evitar las sobrerreacciones, hoy más que antes es clave pensar, analizar y visualizar los posibles impactos de nuestras decisiones en un mediano plazo.

TRANSFORMARSE para Transformar

No hay tiempo para el debate, pero sí para la introspección, para la mirada que cada líder pueda hacer de sí mismo y de sus actitudes en estos tiempos donde la estrategia cambió y la cultura necesita ser realineada a la misma.

La transformación personal resulta esencial para atravesar este momento.

Para esto la integridad, la ilusión y la congruencia son factores de éxito y en los que es clave apoyarse para impactar positivamente en personas y equipos.

Cómo activarlos?

la integridad: que no es otra cosa que “practicar aquello que se predica” y “cumplir con aquello que se promete” para inspirar a los demás con el propio ejemplo.

la ilusión: implica “contagiar entusiasmo” aún en contextos adversos e inciertos, y sin ser optimista en exceso, “construir confianza” y “energizar a los demás” conquistando la adhesión y el compromiso colectivo.

la congruencia: nuestras palabras, nuestro tono de voz, nuestra expresión facial, nuestra mirada y nuestro lenguaje corporal comunican “lo mismo” aun mediatizados por el micrófono o la imagen de una videollamada.

El líder transmite potencia y autenticidad cuando sus interlocutores “sienten” que lo que “piensa y siente” está alineado con lo que “dice y hace”.

Como líderes es imprescindible e innegociable aprender y capitalizar esta crisis, aunque todos coincidamos que hubiésemos preferido no vivirla, pero acá estamos transitándola y como líderes no sirve ser condescendientes y decirnos, a nosotros mismos y a los demás, que es como podemos. Los líderes de equipos, los líderes de empresa tienen la misión de atravesarla y hacer que sus equipos la atraviesen con coraje, integridad y confianza.

También esto pasará… y volveremos a la vida organizacional que teníamos, seguramente muchas cosas cambiarán pero todos sabemos que la reconstrucción después de esta pandemia será más fácil si los lazos, las redes, las personas y los equipos fueron cuidados desde lo emocional, lo afectivo, lo social y en definitiva, lo humano…

Realizado por: Mariela Mantegari

Acento Recursos Humanos

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