La gestión de personas y equipos, en el marco de una pandemia, es una labor compleja para la que evidentemente no estabamos preparados.
Si bien, los líderes están acostumbrados a pensar en problemas potenciales y planes de contingencia esto que está pasando excede lo que podíamos prever ya que hasta hace días era patrimonio de las pantallas del cine o netflix.
Evidentemente en pocas horas todos nos vimos obligados a romper modelos mentales, a pensar y a hacer de manera diferente y no hemos dejado de hacerlo desde que la pandemia fue declarada, ya que ninguna semana viene siendo idéntica a la anterior, aunque la mayoría estemos aislados en nuestras casas.
Hoy las empresas están poniendo en acción muchas actitudes y conductas que aún estaban fuera de la cultura de la organización y que eran blanco de eternos debates e incluso resistencias crónicas.
Quiénes lideran equipos tienen que tener absoluta conciencia de que este aislamiento es físico y que lo social y emocional debe ser prioritario tanto en su agenda de gestión a distancia como en la gestión presencial que estará mediatizada durante un tiempo por el protocolo sanitario.
Sin duda esto, nos hace encontramos ante otra necesidad de desaprender lo viejo y activar nuevos aprendizajes que nos permitan potenciar emocional y socialmente a los equipos para que puedan transitar tiempos difíciles y reincorporarse a la nueva realidad de la manera más saludable posible cuando esto, y esperemos sea pronto, suceda.
Hagamos el ejercicio entonces de pensar cómo activar conductas y comportamientos que permitan alojar, contener y gestionar desde lo emocional y social a los colaboradores y equipos de trabajo.
En ese sentido, podemos hablar de 5 actitudes claves a potenciar :
1-COMUNICACIÓN en tiempos difÍciles
Es clave porque a partir de lo que se dice, cuando, cómo y quién lo dice se logra sostener o no a las personas y equipos. Es vital que la comunicación se diseñe de manera tal que permita la cohesión del equipo. La palabra bien pronunciada une y fortalece el sentido de pertenencia.
En estos contextos cada cosa que se dice es escuchada desde un lugar más sensible, y es susceptible de ser malversada, a la par que es difícil medir el impacto que tendrá. Por eso planificar la comunicación es clave y pensar en los diferentes escenarios y posibles impactos ayuda a evitar confusiones, malestares y tergiversaciones.
La comunicación debe tener absoluta claridad: cero ambigüedad e ironía.
La sinceridad y la transparencia son indispensables, en estos momentos.
Todo esto sin perder de vista que los gestos, los actos hablan más que mil palabras...
2-CONFIANZA en contextos inciertos
Ser realistas.
Hacerle frente, con coraje y decisión, a las malas noticias, no relativizarlas.
Ser firmes pero serenos.
Sensatez en lugar de imprudencia.
Calma en lugar de bullicio.
Los líderes están siendo mirados, sus comportamientos están siendo observados para después ser replicados.
Para convencer, hay que explicar y poder fundamentar siempre sobre la base de los hechos, eso genera confianza y por ende adhesión, cohesión y compromiso.
Evitar tanto el optimismo exagerado como la mirada apocalíptica.
Tener claro y transmitir que esto terminará, pero que según cómo lo atravesemos será la manera en la que nos reencontremos.
3-ESCUCHAR ACTIVAMENTE las singularidades
Es importante la lectura que los lóderes hagan de las situaciones y comentarios de sus colaboradores.
Hay que tratar de procesar actitudes y dichos y ponerlos en contexto y tratar de comprender y ser empáticos.
Evitar las respuestas espasmódicas , estar calmos y no perder los estribos, porque eso sólo lastimará los vínculos.
Recalculemos expectativas, no es lo mismo el equipo ahora que antes.
El esfuerzo de reconstrucción de lazos será menor si somos capaces de escuchar a cada uno en su singularidad.
4-TEMPLE Y FORTALEZA ante las decisiones
La cautela y la capacidad de análisis de la situación son imprescindibles en estos momentos inciertos.
Las crisis de grandes magnitudes y escalas son dinámicas y se van desarrollando con imprevisibilidad. Esto requiere que los líderes organizacionales hagan pausas para
poder tomar una mejor perspectiva de los componentes de la situación, anticipándose para luego actuar.
El líder que solo atiende la urgencia terminará dando vueltas en círculos.
Si bien las crisis urgen y piden acción pura, un buen líder debe buscar y encontrar el espacio para poder reflexionar y actuar en consecuencia.
Conocer los propios límites y capacidades es crucial para surfear la incertidumbre.
Evitar las sobrerreacciones, hoy más que antes es clave pensar, analizar y visualizar los posibles impactos de nuestras decisiones en un mediano plazo.
5-TRANSFORMARSE para Transformar
Son tiempos de introspección, para pensar cómo nos podemos ubicar como líderes en este nuevo mundo, sin perder nuestros valores.
La transformación personal resulta esencial para atravesar este momento.
Para esto la integridad, la ilusión y la congruencia son factores claves y en los que bien vale la pena hacer pie para impactar positivamente en personas y equipos.
Cómo activarlos?
Como líderes es imprescindible e innegociable aprender y capitalizar esta crisis, aunque todos coincidamos que hubiésemos preferido no vivirla, pero acá estamos
transitandola y no sirve ser condescendientes y decirnos, a nosotros mismos y a los demás, que es como podemos.
Los líderes de equipos, los líderes de empresa tienen la misión de atravesarla y hacer que sus equipos la atraviesen con coraje, integridad y confianza.
Volveremos a la vida organizacional que teníamos, seguramente muchas cosas cambiarán pero todos sabemos que la reconstrucción después de esta pandemia será más
fácil si los lazos, las redes, las personas y los equipos fueron cuidados desde lo emocional, lo afectivo, lo social y en definitiva, lo humano...
Ref: *Héctor Infer. El líder como motor de la transformación, Revista APD, 2013