¿Cómo seguir construyendo Cultura Organizacional a la distancia?

Por Mariela Mantegari.


 

Ojalá te toquen vivir tiempos interesantes, reza una antigua maldición china con la que me topé a mediados del año pasado. Confieso que hice un esfuerzo, en ese momento, por comprenderla.. el  aparente sin sentido de la frase desaparece, cuando uno piensa en el adjetivo interesante. Sin duda los tiempos convulsos son tiempos interesantes, y demandan grandes transformaciones -y sacrificios- por parte de aquellos a quienes les toque vivirlos.


Así­ que acá estamos, surfeando estos tiempos interesantes, sabiendo que nada dura para siempre y que esto también pasará. Pero todavía no pasó, aún tenemos que atravesarlo...


Si antes de la pandemia definíamos los contextos en los que vivíamos como entornos VICA (volátiles, inciertos, complejos y ambiguos), y claramente lo eran, ¿qué decir de estos nuevos tiempos?


Evidentemente, esos cuatro adjetivos se resignificaron y tomaron una entidad extrema que por momentos es difícil de asimilar.


Los tiempos cambiaron disruptivamente, todos estos dí­as venimos tratando de acomodar la cabeza, el cuerpo y el espíritu a esta nueva y abrupta realidad que nos toca vivir.


Estamos siendo testigos  y participes de cómo el  mundo se reconfigura en virtud de este virus microscópico. Y también se reconfigura el pequeño mundo de cada organización, cada institución, cada empresa...


Para protegernos y cuidarnos necesitamos aislarnos, pero este aislamiento físico no deberí­a implicar aislamiento emocional, social u organizacional. A pesar de todo podemos estar conectados y seguir reforzando lazos, fortaleciendo y  construyendo cultura organizacional. Aún aislados físicamente podemos y, si sabemos y queremos, capitalizar esta coyuntura para estar más conectados que nunca.


Apenas terminado el primer trimestre, cualquier estrategia trazada por las empresas para el 2020, quedó, en buena medida, obsoleta. La urgencia de la situación lleva a reescribirla y para lograr efectivizarla es imprescindible realinear, la cultura organizacional. Esta tarea, de por sí compleja en tiempos de convivencia presencial pareciera bastante más difícil a la distancia.


Muchas  empresas que aún debatí­an acerca del homeoffice y la transformación digital, en pocas horas tuvieron que reorganizarse para enfrentar, de facto, un escenario de trabajo virtual generalizado. Y el desafío no terminaba allí. Una vez garantizada la conectividad tecnológica, el próximo interrogante fue, ¿cómo logramos la conectividad emocional de las personas y equipos?


Definitivamente este es  un momento para trabajar con los Valores de la Organización, esto implica reforzarlos a través de las actitudes y comportamientos que se requieren activar, mantener o desactivar para atravesar una situación que es desconocida e incierta para todos.


En este sentido es clave apoyarnos en el diseño de la estrategia digital de comunicación y difusión para garantizar el contacto y la interacción con todos los que forman parte de la misma.


Esta estrategia puede incluir activar distintos canales, la clave para que esto funcione es que cada canal digital que se active tenga un propósito definido, y a partir de esto se construyan:  qué se va a decir, cómo se lo va a decir, quiénes van a estar involucrados y cuándo estará activado lo que se disponga.


Las redes sociales internas son una excelente herramienta para llegar a toda la empresa. Planificarlas, definiendo qué temas se van a abordar y pactando un protocolo de uso, cuando se activan grupos de chats, resulta clave para garantizar una convivencia armónica y profundizar el sentido de pertenencia.


Las reuniones de equipo indefectiblemente tienen que contar con un espacio para que los líderes puedan chequear como está emocionalmente cada una de las personas que lo integran, para así saber dónde tiene que estar más presente y poder escuchar las singularidades en este contexto.


Abrir espacios virtuales donde el CEO de la compañía y/o sus dueños o directores puedan transmitir sus mensajes y llegar a todos en un mismo momento, a la par que escuchar las inquietudes de sus colaboradores. Estos town halls, son espacios potentes que cultivan y construyen cultura.


De más está decir que  los sectores de capital humano tienen un papel protagónico en este contexto. Hoy, más que nunca, son socios estratégicos, cuya misión es escuchar, acompañar y facilitar el proceso de  alineación de la cultura a la estrategia planteada por la dirección. También son quienes, acercan herramientas a los mandos medios para que puedan alojar emocionalmente a sus equipos.


Pensar fuera de la caja, innovar en las comunicaciones, mirar qué hacen las empresas nativas digitales, expertas  en mantener conectados y motivados a sus empleados y en cultivar su cultura a la distancia, forma parte de la estrategia en estos tiempos.


Con la conectividad tecnológica garantizada, no hay excusas para no estar cerca de la gente en estos momentos. Cada uno desde el lugar y rol que tenga, puede ser un catalizador de emociones y facilitador de cultura.


En algún momento retornaremos a la vida laboral presencial, algunos antes, otros después, quizás en principio de manera intermitente y parcial. Esto implica que también hay que preparar a las personas y equipos para el regreso, a la par que ser consientes que muchas de las prácticas que las empresas se vieron obligadas, en estos últimos días, a implementar, llegaron para quedarse.


Estos son tiempos interesantes, que también pasarán. Pero todos sabemos que dejarán su huella, y para que sea una verdadera huella, una marca fértil y no una herida mal cicatrizada, hoy más que nunca necesitamos sostener y potenciar la cultura, para garantizarnos seguir evolucionando.



Mariela Mantegari | Abril 2020

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